1. CRUCEIRO
En nuestra geografía española, especialmente a lo largo del camino de Santiago, encontramos cruceiros como éste.
Los que se levantaban a orillas del camino, servían de guía y protección para el caminante.
También en nuestro caminar por la vida, Dios sale a nuestro encuentro marcando con su presencia nuestra ruta.
2. CAMINITO DE LORENZO
Esta piedra es un homenaje a Lorenzo Mora (1960 a 1993), diácono de la comunidad de los Padres de Schoenstatt. En sus años jóvenes, Lorenzo fue un miembro activo de la juventud masculina de Schoenstatt destacando por su entusiasmo, por su creatividad apostólica y por su fidelidad al Santuario. Impulsó entre los escolares y universitarios una vinculación heroica a este lugar de gracias. Así propuso a los jóvenes, subir al Santuario como peregrinos héroes: no por el camino fácil adoquinado (camino de la derecha), sino por este camino que en aquellos años era de tierra.
Los mismos chicos, después de la temprana muerte de Lorenzo, el 11 de Enero de 1993, comenzaron a llamarlo “caminito de Lorenzo“. Por este mismo camino, se le veía a menudo rezando el rosario.
En su recuerdo, su familia costeó el adoquinado. En su juventud, Dios llamó a Lorenzo a la vocación sacerdotal, y pudo entregarse como seminarista y diácono, pero Dios tenía otros planes y, tras una seria enfermedad, entregó su vida a la edad de 33 años.
3. ERMITA DEL BOSQUE
Esta ermita es un regalo de un padre del colegio Nuestra Señora de Schoenstatt. Él la construyó con sus propias manos y regaló los materiales .Con su entrega, contribuía a la formación religiosa de sus hijos y de todos los alumnos.
En medio de este pinar, la Virgen sale nuevamente a tu encuentro.
“¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande!
¿Por qué no podría suceder también lo mismo con nosotros?“
Padre José Kentenich, Acta de Fundación 1914
4. ERMITA MEMORIAL DE LA HNA. M.LAURENCE
Este pequeño rincón nos remonta a 1968, año en que se adquirió este terreno. Aquí se colocó la primera imagen de la Madre Tres Veces Admirable (MTA) de Schoenstatt y desde entonces, siempre ha estado presente una pequeña ermita de la Virgen.
Este lugar recibió las primeras visitas y peregrinaciones de quienes empezaban a conquistar espiritualmente el futuro Santuario.
Una de esas personas fue la Hna. M.Laurence (1926 – 1968), Hermana de María de Schoenstatt, que fue enviada a España en 1962 para trabajar en los inicios de Schoenstatt en nuestra tierra.
Su misión personal: SALVAR ALMAS Y LLEVARLAS AL PADRE, la vivió de forma admirable en su profesión de enfermera y especialmente en el cuidado de ancianos. El 7 de agosto de 1968 aquí, frente a la imagen de la Virgen, se ofreció como instrumento para la misión de Schoenstatt en España. Pocos días después se le descubrió un cáncer terminal y ella lo aceptó con mucha paz : “todo por Schoenstatt en España“. La Alianza de Amor con María fue su fuente de fuerzas.
5. LUGAR DE ENCUENTRO CON EL P. KENTENICH
Este oratorio quiere recrear la sacristía de la Iglesia de la Trinidad (Alemania) en la que el Padre Kentenich, fundador de Schoenstatt, murió el 15 de septiembre de 1968, después de celebrar la Santa Misa.
Desde entonces, muchas personas tienen aquí un lugar de encuentro profundo y personal con el Padre Kentenich y su carisma.
«Dios cuida de que en nuestro camino encontremos transparentes del Padre Dios»
«Desde un comienzo fue mi ideal conduciros a la Madre, y Ella os tomó de la mano y os condujo al Padre.»
Padre José Kentenich, 1952
6. SANTUARIO
Esta pequeña capillita fue consagrada el 18 de octubre de 1969 y, como otros 200 santuarios repartidos en los cinco continentes, es una réplica del Santuario original (18 de octubre, 1914, Alemania)
Aquí María te espera y quiere regalarte tres gracias:
Cobijamiento: Ella quiere acogerte tal como eres, cobijarte en su corazón maternal y conducirte al corazón de Dios.
Transformación interior: María, como buena madre, es también educadora. Ella saca lo mejor de nosotros mismos, asemejándonos así a Cristo, su Hijo.
Envío apostólico: María nos necesita para que seamos testigos de Cristo en el mundo. De su mano, todo nuestro quehacer diario da fruto.